Trabajar, trabajar, trabajar...es lo único que he estado haciendo estos días. Ha sido un maratón por culpa de la auditoria de Transparencia y esas tonteras, que han tenido a mi jefe encima de mí preguntando "ya terminaste? ya quedó todo? ya? ya?" sin darme un respiro (el mismo me sirve el te y casi hace guarda afuera del baño -cuando me da permiso de ir-), y que cuando no puede estar ejerciendo presión directamente, su látigo para motivar a los esclavos alcanza p e r f e c t o mi lugar. Sniff.
Trabajar, trabajar, trabajar...ayer estuve doce horas en la oficina frente al monitor como zombie laborando, laborando, laborando, soy una máquina de actualización normativa y me voy a volver loca...además tengo cólico y no he podido ir a mis múltiples clases (si, ni al yoga, pecado!)
Pronto posteo sobre una idea de negocio en la Fontana de Trevi, que me dieron el fin de semana, ji.
AY! El látigo...mejor me regreso a remar con los demás esclavos antes de que amarren al escritorio...
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3 comentarios:
Como fastidia que te digan, "cómo vas?", "ya?", como si creyeran que se trata de una frase mágica que haría que el trabajo, en ese instante que la pronuncian, ya estuviera listo...
Ni hablar, solo queda aguantar (o poner negocios cerca de las fuentes).
¡Oh trabajo esclavizante y esclavizador!
¿Qué haría yo sin ti?
Estoy acostumbrado a ese ritmo, no es sano, lo sé, pero en aras de hacer lo que te gusta hay que aguantar, al principio, supongo.
Eso me pasó en la televisora, ahora ya no aguanto las ganas de regresar a algún medio.
Saludos.
Ya vamos, ya casi sacando todo lo de la semana, espero poder postear mejor la próxima, buaaa!
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